sábado, 31 de mayo de 2014

DEL QUE ESPARCIO AMOR POR TODO EL MUNDO

Creo que si a Gabo se le cuestionara sobre si preferiría el nobel o un par de oscares hasta lo meditaba. Si bien su pasión más desaforada no fue alcanzada en el ámbito cinematográfico como tal vez lo deseó, creo que no pudo tener mayor recompensa que esta: "Ser una guía de sus coterráneos" En la lengua castellana, recompensa como ser quien devolvió ese toque místico y mágico que en nuestra contemporaneidad se le había arrebatado a el Asia y que nombramos como "Realismo Mágico". Pero eso lo mencionare más adelante, porque considero que más que un aporte, fue un acto de amor a la humanidad.

Tras su muerte, cuando su vida y obra empieza a rodar de boca en boca, los periodistas, novelistas y poetas —Y demás personas que conocen el trabajo de García Márquez— no se ponen de acuerdo a si su magistral valor se le adjudica a sus artículos, a sus novelas o a la etiqueta de poeta por su forma de escribir. Y es que el mismo lo dijo: "Cien años de soledad es como un vallenato muy largo", así en todos los rincones del mundo, habiendo sus letras viajado en treinta y siete lenguas, que sobra decirlo, llegaron a personas muy heterogéneas unas de las otras; encontraremos un común denominador, que es ese sabor muy particular —A Latinoamérica y caribe Colombiano— un sabor que se forma en el paladar y en la base de la garganta cuando leemos sus escritos, desde "La hojarasca" hasta "Yo no vengo a decir un discurso". Mejor dicho, todos.

Sus personajes extremadamente reales y su vez extremadamente surreales, calan en la magnitud de un visionario que le comparo con Homero, con Nobeles que sin miramentos aventuran a decir, que no solo es un gran escritor de nuestros tiempos, sino de la historia. Y por mi parte, con mi moderado conocimiento de él, su obra y la literatura en general, puedo decir: Ninguno se equivoca. Que no solo es una cosa o la otra, sino todas sus designaciones de grandeza juntas, un literato integral en tecnicismos del lenguaje, y como prueba de ello están todos aquellos reconocimientos, ¡Como prueba está! ser reiteradas veces y en diversidad de manifestaciones, la referencia, la inspiración y el punto de partida.

Un revolucionario, revoluciono la hostil fragancia que se cernía ya sobre un mundo de letras que se convertía cada vez más al estilo urbano, dio esperanza con una corriente diferente de la que empezaba a predominar, hablo del aroma y los colores de nuestro saqueado continente, nunca divago sino que fue muy preciso a la hora de describirnos, y con intención o sin ella termino creando una perfecta enciclopedia para los colombianos y para el mundo sobre nuestra estirpe. 

Y es aquí en donde a su acto de amor como le llamé, le llega la hora. Gabriel García Márquez "El viejito" como le decían de niño, parece ser que nunca dejo de ser viejo ni niño. Por esa crudeza para describir las cosas, y esa prodigiosa imaginación para creer que los gitanos que cada año visitaban Macondo, en serio podrían tener nuestras vidas escritas en unos pergaminos, tambíen por esa injerencia politica que lo caracterizo, junto a su característica de posar y hacerles pistola a las cámaras para una foto.

En su obra se condensa amor puro a su abuelo, a sus padres, a la mujer, a la conciencia y a la humanidad, "Los autores se conocen por sus obras" Y sí que conocimos un gran ser humano, liberal de muchas maneras y patriota de otras tantas, que como admiraciones también prende recelos entre colegas y otra gente ambigua, naturalmente, pero que para el pesar de estos, tendrán que soportar que las generaciones nacientes y las ya andantes hagan eco, transformen y evolucionen el lenguaje, la escritura en medida de la prolifera y seductora obra del mayor conocedor de los Buendía.


(3er puesto, concurso de ensayo JCI Cúcuta 2014) Con algunos arreglos.

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